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Anclado... Con Esperanza

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escrito por

Wade Smith

DEVOCIONALES

Me encanta pescar.  Pescar es lo que más me gusta hacer para librarme del estrés. Hay algo acerca de estar en el centro de la creación de Dios que nos ayuda a “re-centrar” en lo que es importante en la vida. Recientemente mi papá compró un bote para la pesca.  En cada oportunidad en que nos es posible, mi padre, mi hijo, y yo vamos al lago y pasamos un tiempo de calidad juntos pescando.

Bueno, cuando vas a pescar, hay algunas cosas que tienes que empacar para estar preparado para lograr una pesca exitosa. Primero, debes empacar tu equipo para la pesca—completo con las cañas de pescar y la caja de anzuelos. Segundo, y según mi hijo, necesitas una lonchera llena de tus meriendas favoritas.  Tercero, y probablemente lo más importante, tienes que empacar las ocsas esenciales del bote: baterías cargadas, un tanque lleno de gasolina, un equipo para emergencias y un ancla por si las dudas, algo no va tal como fue planeado.

Siempre recuerdo un viaje de pesca en particular; se estaba haciendo ya tarde y no estábamos en el agua todavía. En lugar de repasar nuestra lista, decidimos cargar el bote y salir. Total, ¿quién necesita una lista?.  Hemos hecho varios viajes antes y todo había salido bien. No necesitábamos una lista en el pasado. Era una cosa que hicimos porque pensábamos que sería bueno, no necesariamente porque la necesitábamos. Este viaje en particular, fue un grandioso día sobre el agua. No pescamos casi nada, pero nos estábamos divirtiendo muchísimo. El sol se estaba poniendo y mi hijo, de solo siete años, pensaba que debíamos acercarnos a la rampa. Por supuesto, como buen abuelo y padre, ignoramos la sabiduría de un niño de siete años y nos fuimos más lejos donde seguramente estaban comiendo los peces. Cuando decidí que era tiempo de arrancar el motor para regresar…al dar vuelta la llave…no pasó nada. No arrancó el motor. Esto no era totalmente anormal, ya que era un bote viejo. Ajuste la conexión de la batería y luego intenté de nuevo y otra vez, nada. Después de unos momentos, me di cuenta que el motor no iba arrancar.

Decidí que era tiempo de tirar el ancla. Aquí es donde las cosas empeoraban. Cuando fui agarrar el ancla, me di cuenta que habíamos olvidado la soga para el ancla. (Como dije antes, habíamos decidido que la lista no era importante; chistoso ahora, pero nos asustaba en aquel entonces.) ¿De qué sirve un ancla sin una soga? No sirve de nada. ¡No hace NADA! Flotamos hasta que nos atraparon unas plantas crecidas a unos 90 metros de la playa. La corriente era demasiado fuerte para usar los remos y de cualquier manera estábamos demasiado lejos para llegar a la rampa. Afortunadamente, otro bote del otro lado del lago, nos vió y nos atrastró a un lugar seguro.  

Recientemente Dios me reveló que este viaje en particular hace paralelos en nuestras vidas espirituales. Si el Señor es nuestro ancla, entonces ¿cuál es nuestra soga?

“Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma; nos conduce a través de la cortina al santuario interior de Dios.” — Hebreos 6:19

Esperanza.  La esperanza es nuestra soga. La esperanza es una cosa muy poderosa. La esperanza es la última cosa que dejamos antes de abandonarnos a nosotros mismos. Es la última cosa que dejamos antes de abandonar  a Dios.

“Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.” — Jeremías 29:11

La esperanza es aquello que nos ancla al Padre.  Cuando nuestra esperanza está en Él, podemos abandonar nuestras dudas porque confiamos en Él. Cuando nuestra esperanza está en Él, podemos abandonarnos porque sabemos que Él tiene cuidado de nosotros mejor que nosotros mismos.

¡HAZ LO SIGUIENTE!

“Dios nos salvó porque tenemos la confianza de que así sucederá. Pero esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues ¿quién sigue esperando algo que ya tiene? 25 Sin embargo, si esperamos recibir algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo con paciencia.” — Romanos 8:24-25

Nuestra esperanza no está en lo que vemos, sino en Cristo, solamente en Cristo. Esta semana, tome tiempo para “re-centrar” su esperanza en El, y al hacerlo, estarás atándote a Dios, nuestra Ancla.

Wade Smith

Edmond
Campus Pastor

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Wade Smith

Edmond
Pastor del Campus