Haz Lugar Para el Silencio

Uno de los momentos más transformadores en mi caminar con Cristo, se dio en la escuela Preparatoria (High School). Me senté en silencio y escuché mientras que un amigo me explicaba cómo yo le había lastimado, una vez más, con mis palabras. Esta no era la primera vez que yo tenía una conversación como esta con alguien que me importaba. Ese día leí en Ezequiel 3, una porción que menciona que Ezequiel se sentó, en silencio, durante siete días, hasta que llegó a él la Palabra de Dios. Ese día deje de hablar…literalmente…me retiré a un lago cercano a mi casa para estar a solas con Dios. Durante tres días no dije una palabra, y solo escuchaba. En Salmos 131:2, David dice que había entrenado su corazón para estar en silencio. ¿Qué podríamos escuchar de Dios si hacemos lo mismo? ¿Cuál paz encontraríamos en quietud ante el Padre? ¿Cuál es el sentido que nuestras palabras podrían encontrar en un lugar de total silencio? ¿Qué pasa si elegimos hablar, sólo cuando Dios quiera hablar a través de nosotros?

Porción Bíblica Para Hoy

“En cambio, me he calmado y aquietado, como un niño destetado que ya no llora por la leche de su madre. Sí, tal como un niño destetado es mi alma en mi interior”.  Salmos 131:2

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Escuchando a Dios (Hearing God) por Dallas Willard

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Sugerencia de Leví

La parte más difícil no es callar tu boca; sino silenciar tu mente. Usualmente me toma 10 minutos de silencio verbal para que mi mente deje de correr en las cosas de mi día, mis relaciones, y mi programa favorito. Brennan Manning compartió en una ocasión un ejercicio que ha sido de mucha ayuda para mi, para silenciar mi corazón. El sugiere que con el ritmo de tu respiración, silenciosamente aspires diciendo “Abba (Padre)”, y exhalar “Te pertenezco”. Haciendo esto repetidamente, te sacará de tu día con día, y directo ante la presencia del Padre, en una manera poderosa.

Sugerencias para Estudiar

Medita en Eclesiastés 5:2 – ¿Cómo puedes tu permitir que este pensamiento transforme tu interacción con Dios?