Muerto al pecado, vivo en Cristo

ESCRITURA ENFOCADA EN ESTA SEMANA

Romanos 6:19-23 (NVI) - 19 Hablo en términos humanos, por las limitaciones de su naturaleza humana. Antes ofrecían ustedes los miembros de su cuerpo para servir a la impureza, que lleva más y más a la maldad; ofrézcanlos ahora para servir a la justicia que lleva a la santidad. 20 Cuando ustedes eran esclavos del pecado, estaban libres del dominio de la justicia. 21 ¿Qué fruto cosechaban entonces? ¡Cosas que ahora los avergüenzan y que conducen a la muerte! 22 Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.‍

PENSAMIENTOS DE DENESE‍

Puede que lo hayas escuchado antes, pero vale la pena repetirlo: todos estamos sirviendo a algo. Este versículo nos recuerda que antes de ser salvos, somos esclavos de la maldad, pero después de ser salvos, somos esclavos de la justicia que conduce a la santidad. Esa frase saltó a mí cuando estaba estudiando este capítulo. Dice que SOMOS esclavos de la justicia; la justicia se define como la cualidad o el carácter esencial de ser moralmente correcto, -pero DIRIGIRSE a la santidad-, el estado de ser santo. Lo que me dice es que, al ser cristianos, tenemos la calidad de estar bien con Dios, pero Él nos está guiando a la santidad. Aún no hemos llegado, pero algún día llegaremos y ¡está bien!

Me encanta que Pablo comience este versículo con "Estoy usando un ejemplo de la vida cotidiana debido a sus limitaciones humanas". ¡Dios sabe que somos humanos, y Él tiene mucha gracia para nosotros! Ahora todos sabemos que no es nuestra excusa para hacer lo que sentimos, simplemente porque Él nos da la gracia, pero entiende que necesitamos ayuda. Él nos dio el Espíritu Santo para ayudarnos en nuestra debilidad. Si hemos muerto en Cristo, ya no vivimos según la carne, sino según el Espíritu. No sé tu, pero estoy muy agradecida de que Dios no lo haya dejado a nuestro parecer; Él sabía que necesitábamos ayuda.

Si aún no lo has hecho, pide al Espíritu Santo que te dirija hoy. Invítalo a cada área de tu vida. Pídele que busque en tu corazón para asegurarte que tu corazón esté alineado con el de Él. La Biblia dice que el Espíritu Santo mismo intercede por el pueblo de Dios de acuerdo con la voluntad de Dios. Eso me anima a saber que no tengo que ser perfecto ni tengo que hacer esto por mi cuenta; si le pedimos a Él, el Espíritu Santo estará a nuestro lado en cada paso del camino. ¡Gracias, Padre, que, con tu ayuda, ¡estamos muertos al pecado y vivos en Cristo!