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Anclado... A La Perseverancia

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escrito por

Lael Ewing

DEVOCIONALES

¿Alguna vez haz oído hablar de los simulacros de suicidio del baloncesto? ¡De solo pensar en ellos, me da escalofríos! Recuerdo como mis compañeros de preparatoria y yo nos asustábamos cuando nuestro entrenador gritaba: “¡Pónganse en línea!”, después de haber finalizado una practica agotadora, conociendo la miseria que nos esperaba. Un simulacro de suicidio implica correr desde la línea de base a la línea de tiros libres y de regreso, seguido de la línea de media cancha y lo opuesto; de la línea de tiros libres a la línea de base – y eso es solo un simulacro de suicidio-. A veces corríamos como 20 simulacros ¡y eso era, después de haber terminado dos horas intensas de practica! Oh ¿Les mencione que nos tomaban el tiempo? Que Dios te ayudara si eras el equipo que terminaba después de que el reloj llegara a cero. Agregabas 5 simulacros más al equipo entero!

No había como esquivarlos –los simulacros de suicidio eran miserables, incomodos, dolorosos, molestos, frustrantes y en ese momento, parecían nunca acabar. Por más que odiaba los simulacros de suicidio en el momento, nunca estaba más agradecida por ellos que durante el cuarto tiempo de un juego de baloncesto. Mucha veces cuando el otro equipo comenzaba a mirarse cansado, nuestro equipo tomaba un “segundo suspiro.” La “forma” y perseverancia del equipo siempre marcaba la diferencia en nuestros juegos. Cuando estás en los minutos finales del cuarto tiempo, se puede tener todo el talento y la habilidad del mundo, pero sin resistencia para aguantar; todo el talento y la habilidad de repente se convierten en algo inútil.

Tal vez, haz escuchado la frase del famoso entrenador de baloncesto John Wooden, quien dijo: “La habilidad te puede llevar a la cima, pero toma carácter mantenerte allí”. De acuerdo a Romanos 5:3-4, no podemos desarrollar carácter sin perseverancia y esta solo viene durante pruebas perdurables –por ejemplo- ¡Simulacros de suicidio!. Mi entrenador entendió este principio, por eso nos empujaba mas allá de lo que nos creíamos capaces, para ayudarnos a cumplir nuestro deseo de ganar los juegos. Mientras nos quejábamos, pensando en la incomodidad de los simulacros, ella pensaba en las victorias que ganaríamos en los cuartos tiempos. Una cosa es perder un juego porque jugaron mejor que tú o por que ganaron el empate, pero otra cosa es perder un juego por estar fuera de forma.

Quizás,  ahora mismo te encuentras en medio de un “simulacro de suicidio” o en “una prueba”. Probablemente te sientes miserable, incomodo, frustrado, o tal vez en dolor, pero si tomas la opción de anclarte a la perseverancia y sigues corriendo la carrera  a la que Dios te ha mandado a pesar de lo que sientes, crearás el carácter para sostenerte donde Dios quiere promoverte y usarte en esos “cuartos tiempos” de tu vida. Ah! Y recuerdas que mencione que si alguno de nuestros compañeros de equipo no terminaba el simulacro a tiempo, ¿TODO el equipo pagaría las consecuencias?. Que eso nos recuerde a todos que en la vida siempre habrá otras personas, quienes confían en nuestra decisión para perseverar y no darse por vencidos! Como Iglesia, sigamos apoyándonos unos  a otros. Deshaciéndonos de los impedimentos, y corriendo la carrera que Dios nos a mandado, con perseverancia (Hebreos 12:1); el cuarto tiempo – y nuestros compañeros de equipo – dependen de ello!

¡HAZ LO SIGUIENTE!

Muchas veces, lo mejor que podemos hacer para perseverar nuestras propias pruebas es animar a otros en medio de sus pruebas. Toma cinco minutos y piensa en tres personas que conoces (amigos, compañeros de trabajo, familiares, etc.) quienes necesiten ánimo. Envíales un mensaje de texto, un correo electrónico o escríbeles una nota dejándoles saber que piensas en ellos y oras por ellos (incluso puedes incluir uno de los versículos de este devocional). ¡Nunca sobreestimes el gran impacto que los simples gestos pueden hacer en la vida de una persona!

ESCRITURA

“También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no sólo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza.” — Romanos 5: 2-4 (NVI)

Lael Ewing

Oklahoma City

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Lael Ewing

Oklahoma City